jueves, 12 de septiembre de 2019

Sin sueño.

Anoche soñé frente al mar.
La llave de la brisa esta vez si pudo descifrar la cerradura y penetró a través del pasillo, en el apartamento.
Un ligero escalofrio erizo la piel de los tres cuerpos dormidos en la quietud altiva de la madrugada.
Afuera el sonido noctámbulo de aquel que duerme en la inquietud peligrosa de la calle: su lamento invisible corta el aire como la navaja más cruenta.
El sueño dibujaba el lienzo más hermoso y miserable.
El reloj impaciente , no daba las horas y las agujas sumidas en una terrible angustia no dejaban avanzar el sueño.

Ahora mismo frente al mar azul y frágil recuerdo la nostalgia de la noche anterior: la misma brisa me atrapa y huelo la dulce fragancia de los cuerpos dormidos y tranquilos de Natalia y Julia.

Pero echo de menos a ese ser noctámbulo. Quiero darle el abrazo más magno y decirle que es tan digno como el gran Dios.

Martín Lorenzo Paredes Aparicio. Fuengirola 11 de Septiembre de 2019.

3 comentarios: