jueves, 12 de septiembre de 2019

Depresión.

Lo se: la enfermedad vuelve. Penetra por las ventanas. Te arranca el alma.
Puede aparecer un día cualquiera de forma accidental: siempre al leer una noticia en un periódico. Y entonces te identificas con ella, con la noticia. Y el aullido del animal te prende igual que la noche examina la tristeza del río.
Miras la ciudad y solo ves oscuridad: las farolas parecen del XIX. Crees ver al negro farorelo alargando su brazo para apagar la llama que antes crepitaba altiva en su círculo .

El animal aúlla por las calles con la intención de cogerte y de amarrarte para toda la eternidad en su guarida. Y luchas pero no sabes y al final claudicas ante el espejo. Y te miras y vuelves a ver al animal, quizá un lobo ...

Pero llega el dia , no sabes cuándo. Dudas y al final espantas al fiero animal. Y las noches se vuelven otra vez dulces y amables. Un Dios amigo que creías olvidado te ayuda, y pone fin a la prueba más terrible.
Y ves el reloj que en la pared colgado aún cuenta las horas: el tiempo antes detenido en las fauces del animal, vuelve a darte la vida. Y el verso vuelve a fluir para conseguir el poema más hermoso.
Pero ten cuidado siempre habrá lobos aullando mientras la noche es mitad.
Y deja abierta la ventana , no temas: un Dios amigo siempre velará por ti. Creando las auroras más blancas y hermosas.

Martin Lorenzo Paredes Aparicio. Jimena de la Frontera. 6 de Septiembre de 2019.

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